martes, 17 de marzo de 2015

MITOS vs REALIDAD

MITOS VS REALIDAD DE LAS ACTUACIONES ARMADAS:


El siguiente artículo está basado en el informe que hizo el equipo de investigación interagencia de Lane Countysobre el uso de la fuerza letal y que se puede consultar en el siguiente enlace:

Todos nos lo pasamos muy bien viendo películas de acción, pero también hay que reconocer que han hecho mucho daño a nuestra profesión inculcando diversos mitos en el inconsciente colectivo del espectador que hace que se nos juzgue, no en función de la realidad, sino en función de las mentiras aprendidas en la gran y pequeña pantalla.

Creo que es imperante para poder desempeñar nuestra labor policial concienciar a aquellos que tienen poder para juzgar nuestros actos, ya sea penalmente (jueces y fiscales) o públicamente (medios de comunicación) sobre la realidad de nuestro trabajo y, desterrar de una vez por todas, esas falsas creencias que nos perjudican enormemente.

En esta generación, pocos son los que no han crecido delante de la pequeña pantalla. Desde pequeños hemos visto como los buenos raramente fallan un solo disparo sin importar las circunstancias en las que estuvieran envueltos  (ya estuvieran heridos o en lo alto de un tren en marcha). Ellos son capaces de desarmar al asaltante que empuña un cuchillo sin producirle un solo rasguño y sin herir a nadie, y de cientos de cosas mas…¡y sin despeinarse!

Aunque todo el mundo sabe que son películas, no dejan de generar unas expectativas en el espectador que influyen en nuestra percepción de los enfrentamientos de la policía en el mundo real y, muchas veces, son el baremo por el que se les juzgan, lo que es, a todas luces, totalmente injusto.

Citaré varias partes del artículo original, e incluiré comentarios propios para adaptarlo a nuestra realidad:


El Uso de la Fuerza Letal por la Policía


He aquí algunos de los más comunes malentendidos y mitos relacionados con el uso de la fuerza letal por la policía.

El tiempo juega a favor de los buenos, ¿verdad?

En la vida real, los agentes deben reaccionar ante agresores que no conocen y no saben cómo van a actuar. Deben evaluar la situación y deducir sus intenciones partiendo de las acciones que ya han realizado, lo que quiere decir, que siempre actúan en modo “reacción” (para entendernos, “a remolque” de las acciones del agresor), con la pérdida de iniciativa que conlleva, además de unos valiosos y decisivos segundos.

Repito; mientras que el agresor conoce sus propias intenciones y se limita a actuar, imponiendo el ritmo del enfrentamiento. El agente debe:

- Deducir las intenciones del agresor y la naturaleza de la amenaza.

- Controlar el entorno y el riesgo potencial para cualquier transeúnte.

- Valorar su reacción manteniendo un equilibrio entre el riesgo y beneficio potencial.

- … Y lamentablemente en este país:

- Hacer balance entre su seguridad personal o las posibles consecuencias legales por parte de sus superiores, la justicia o la opinión pública.


- Y por supuesto, todo esto, en un clima de estrés, muchas veces con gritos, amenazas, familiares o amigos con ganas de ayudar interponiéndose en medio, vecinos subiéndolo todo a youtube, etc.


Están preparados para este tipo de cosas, ¿verdad?

Pues NO. Ojala fuera así, Ojala todos los agentes tuvieran un adiestramiento completo y real, pero no es así.

La triste realidad, es que la inmensa mayoría de las veces, el agresor está mejor preparado que los agentes que tienen que enfrentarse a él.

Resulta bastante complicado poder asistir a un gimnasio de defensa policial o artes marciales de forma asidua con un turno de trabajo rotativo que, además, te deja destrozado. (Por favor, que nadie me diga que es mentira y que, como mínimo se puede asistir una vez a la semana a una escuela de artes marciales, porque cualquiera que haya entrenado en serio, sabe que eso es del todo insuficiente).

Además. Las academias de los diferentes cuerpos de seguridad conservan programas de entrenamiento o bien desfasados, o bien claramente insuficientes en cuanto al tiempo empleado en el adiestramiento.

Resumiendo: Últimamente, la mayoría de agresores a los que nos enfrentamos tienen cinturón verde de full contac, etc, o más. La mayoría de agentes sólo tienen un cinturón…de cuero.


¿Por qué el policía no convenció simplemente al agresor para que se rindiera?

Esta es una pregunta particularmente habitual cuando posteriormente se descubre que el agresor sufría algún tipo de problema o se encontraba trastornado por algún motivo. Como sociedad sentimos compasión o preocupación por aquellos mentalmente trastornados o con problemas. Incluso puede que queramos intervenir para ayudarles, o “concederles el beneficio de la duda” cuando se comportan erráticamente, pero tales condiciones no convierten a un agresor en inofensivo. De hecho, podría decirse que cualquier influencia que haga a un agresor más volátil y menos predecible lo convierte en más peligroso. Asimismo, las drogas o los trastornos mentales pueden hacer que una persona adquiera una fuerza extraordinaria o que sea totalmente reacia a comunicarse o seguir instrucciones. En algunos casos, un agresor muy drogado puede llegar a inhibirse de todo dolor hasta tal punto que las armas no letales resulten totalmente ineficaces para detener su agresión violenta. En cada caso, la respuesta de un policía debe basarse en la acciones del agresor y el contexto en el que éstas tienen lugar.


Una vez que se avisa a la policía para que responda a una amenaza, su trabajo consiste en garantizar la seguridad ciudadana, su propia seguridad y, si es posible, la seguridad del agresor. En última instancia el ritmo y el resultado están bajo el control del agresor.


Tan sólo era un cuchillo y el policía tenía una pistola. ¿Por qué el policía no desarmó simplemente al sujeto?
Un cuchillo o un arma blanca fácilmente puede matar o herir gravemente. (“Os remito a mi artículo sobre Arma Blanca o Arma de fuego: ¿Cuál es más letal?   http://cetapo.blogspot.com.es/2015/03/arma-blanca-vs-arma-de-fuego-cual-es.html ”) La respuesta adecuada ante una fuerza letal es otra fuerza que pueda detener inmediatamente la capacidad del agresor para inflingir la muerte o heridas graves. Necesita menos tiempo una persona armada con un cuchillo para atacar a un policía que se encuentre a 10 metros de distancia que el que necesitaría el policía para reconocer la amenaza, extraer su arma y defenderse. Generalmente los sprays de pimienta o las defensas (rígida o extensible) no resultan una buena alternativa frente a un arma blanca. Dependiendo de la situación, de la posición y las acciones del agresor y de la presencia de otros policías que apoyen con la fuerza letal, un Taser podría no ser tampoco una buena opción. En la mayoría de los casos, a no ser que existan factores atenuantes, el empleo de estas armas sería inapropiado y expondría a ciudadanos y policías a un mayor peligro. En las películas parece sencillo arrebatarle un chuchillo a un asaltante. Pero en la vida real desarmar a una persona constituye una táctica extremadamente peligrosa que supone injustificadamente un riesgo muy alto de sufrir daños.


¿Por qué no utilizan proyectiles no letales? (por ejemplo, postas de goma con una escopeta)

Los proyectiles no letales no pueden incapacitar a un sujeto que plantee una seria amenaza para infligir heridas graves o incluso la muerte. En algunos casos los proyectiles no letales únicamente asustan, distraen o generan cierto dolor para parar momentáneamente a un sujeto. Además, debido a que ocasionalmente resulta ineficaz para parar a una amenaza, la fuerza no letal requiere que un segundo policía apoye la acción con la fuerza letal de su arma de fuego. Si el uso de la fuerza no letal no tiene el efecto esperado y el agresor constituye una amenaza inminente para infligir heridas graves o la muerte, entonces el policía que apoya la acción puede verse obligado a aplicar la fuerza letal. (“Eso sí, después de haber perdido unos valiosos segundos utilizando el arma no letal, con lo que quizás, entonces, ya sea demasiado tarde”).


¿Por qué no le dispara al agresor simplemente en la pistola o en el cuchillo para arrebatárselos de la mano? ¿Por qué no dispara al sujeto sólo para herirlo?

Un arma de fuego es un instrumento para ejercer la fuerza letal. Cualquier intento de utilizarla como fuerza no letal va en contra del propósito de un arma de fuego. Existen instrumentos no letales, tales como municiones de impacto de largo alcance (postas de goma) o el TASER, que pueden utilizarse en el caso que el uso de la fuerza no letal resulte apropiado.

Es importante destacar que los policías no disparan para matar. Disparan sobre el “centro de masas” para parar a la amenaza inmediata que supone el agresor. Apuntan sobre el centro de masas -el centro de la zona expuesta visible más grande del agresor- porque supone la mayor probabilidad de impacto. Lo cual es fundamental porque el policía está reaccionando ante el estrés de un enfrentamiento con fuerza letal y tanto el policía como el agresor-blanco pueden estar moviéndose. La policía dispara para parar; apuntar al centro de masas incrementa la probabilidad de impactar y parar al agresor que le amenaza.

La probabilidad de acertar sobre un blanco pequeño que se mueve rápidamente, tal como un pie o una mano, es tremendamente reducida. Las manos y los brazos pueden moverse muy rápido: según el Centro de Investigación de Ciencia de la Fuerza [Force Science Research Center], primera autoridad mundial en el estudio del uso de la fuerza letal, “Como término medio un sospechoso puede mover su mano y antebrazo hasta un ángulo de 90º en 12 centésimas de segundo. Puede mover su mano desde la cadera hasta la altura de los hombros en 18 centésimas de segundo. Un policía medio que presione el disparador tan rápido como pueda en una Glock, una de las pistolas semiautomáticas con el ciclo de disparo más rápido, necesita 25 centésimas de segundo para realizar cada disparo. No hay forma de que un policía pueda reaccionar, seguir, disparar e impactar con certeza sobre el antebrazo de un sospechoso amenazante o sobre el arma que se encuentra en la mano de un sospechoso en los lapsos de tiempo disponibles. Incluso si el sospechoso mantiene su brazo inmóvil durante medio segundo o más, un impacto certero resultaría altamente improbable, y en un enfrentamiento el sospechoso y su arma rara vez permanecen estacionarios. Además, el propio policía puede estarse moviendo mientras dispara. Los brazos se mueven más lentamente que los antebrazos y las manos. Pero al disparar a los brazos existe una mayor probabilidad de impactar sobre la arteria braquial o el centro de masas del sospechoso, zonas con una alta probabilidad de resultar mortales.” “Inicialmente las piernas tienden a moverse más despacio que los brazos y a mantenerse en posiciones más estáticas. Sin embargo, las zonas del abdomen y del muslo están muy vascularizadas. Un sospechoso que reciba un impacto en estas zonas puede desangrarse en cuestión de segundos si se ve afectada una de las principales arterias, por lo que disparar sólo para herir puede no suponer sólo herir. Por otra parte, si un policía se las arregla para acertar en las piernas de un sospechoso sin matarlo, el delincuente aún tendría las manos libres para disparar. Su capacidad para amenazar la vida no ha cesado necesariamente.”


Si al sospechoso le dispararon en la espalda es porque estaba escapando, ¿verdad? ¿Por qué le dispararon tantas veces? ¿Por qué la policía continuaba realizando disparos “extra” incluso después de haber cesado la amenaza?

El agresor que constituya un amenaza que se presente frente a frente un policía puede acabar fácilmente con un disparo en la espalda porque siendo una amenaza peligrosa/letal el policía decide que es necesario disparar, esta decisión se comunica a su cuerpo y se presiona el disparador en la misma fracción de segundo en la que el agresor se da la vuelta. Para mayor información consultar http://www.forcescience.org/articles/shotinback.pdf.

Un agresor puede recibir varios disparos y continuar atacando a su víctima prevista hasta acabar con su vida, todo ello antes que sus heridas le obliguen a detenerse. Un agresor puede soportar múltiples heridas mortales sobre la cabeza, el torso y otras partes del cuerpo y aún así puede continuar moviéndose y ser letal durante un periodo de tiempo considerable. La influencia de las drogas o un estado mental alterado pueden hacer que un agresor sea menos sensible a los efectos inmediatos de los disparos y los policías son adiestramos para disparar hasta que se haya detenido la amenaza. Si no aprecian reacción alguna y la amenaza persiste los policías continuarán disparando. Con una cadencia tal como cuatro disparos por segundo, un agresor puede recibir varios disparos antes de detener su agresión. Si al mismo tiempo deciden hacer uso de la fuerza letal más de un policía, la amenaza puede recibir todavía más disparos antes de detenerse.


Una secuencia de vídeo grabada por la cámara de un policía o la de un transeúnte explicará la historia completa de los hechos, ¿verdad?

Aunque los vídeos sobre el uso de la fuerza por parte de la policía pueden resultar de gran ayuda, no explican la historia completa de los hechos, porque se trata de una grabación bidimensional de unos hechos que suceden en tres dimensiones: las imágenes son tomadas desde una única perspectiva que normalmente ni siquiera es la del propio policía. Si se trata de un enfrentamiento deportivo, como puede ser un partido de fútbol o de tenis, los árbitros visualizan una y otra vez las secuencias de vídeo tomadas desde muchos ángulos diferentes antes de tomar su decisión final sobre si la pelota estaba “dentro” o “fuera”. Asimismo, a menudo las videocámaras sólo graban parte de la secuencia de los hechos y existen una serie de limitaciones derivadas de sus propias características técnicas. Algunas cámaras se activan por el movimiento antes de empezar a grabar. Otras pueden llegar incluso a tergiversar la acción al grabar las imágenes a una cadencia demasiado lenta tal como 10 fotogramas por segundo. Observa el ejemplo siguiente en el que se graba el mismo enfrentamiento con armas de fuego con la policía desde dos cámaras en el salpicadero de los vehículos con perspectivas muy diferentes. La segunda cámara confirmó la descripción de los hechos de la policía.

Toda persona ha de hacerse responsable de las decisiones que tome bajo las circunstancias específicas en las que se vea obligado a tomarlas. Por esta razón, el uso de la fuerza por parte de un policía debe ser juzgado desde la propia perspectiva del policía en el preciso momento y lugar en el que decidió hacer uso de la fuerza, contando con el beneficio de disponer de toda la información que tenía el policía en el momento en el que tuvo que tomar tal decisión. Para hacer esto correctamente han de considerarse todos los hechos que conocía el policía en aquel momento. Los vídeos pueden ayudar en este análisis de los hechos, pero no pueden reemplazar un análisis más completo en el que se consideren todas las demás evidencias disponibles para el policía en el momento en el que tuvo lugar el incidente.


¿Qué sucede tras un enfrentamiento con armas de fuego?

En un esfuerzo por facilitar respuestas más previsibles, uniformes y transparentes ante un enfrentamiento con armas de fuego en el que intervenga un policía, la Asamblea Legislativa de Oregon aprobó la propuesta de ley del Senado 111 [Senate Bill 111] en 2007. La SB-111 exigía que cada condado desarrollara un marco de actuación y un plan definiendo políticas y procedimientos relativos a la investigación sobre el uso de la fuerza letal. Estos planes fueron desarrollados condado por condado, aprobados por los equipos de gobierno locales dentro de cada condado y a continuación elevados al Fiscal General de Oregon para su revisión y aprobación. El plan del condado de Lane [Lane County], en cumplimiento de la SB-111, fue uno de los primeros en desarrollarse y fue aprobado de forma generalizada de forma que muchos otros condados utilizaron el plan de Lane County como modelo para crear los suyos propios. El plan de Lane County y el “IDFIT” (Interagency Deadly Force Investigation Team) [Equipo de Investigación Interagencia sobre el uso de la Fuerza Letal] se han utilizado en numerosas ocasiones desde que fue aprobado el plan a principios de 2008. Para más información: http://www.lanecounty.org/Departments/Sheriff/Documents/SB111WebReady.pdf.



Como veis, da igual la distancia, el trabajo policial es el mismo tanto aquí como en EEUU. No hay tantas diferencias como hemos pensado hasta ahora. Y las conclusiones expuestas en este artículo son perfectamente aplicables a nuestra realidad. Ahora es trabajo nuestro que estudios como este tengan la divulgación que se merecen.




José. A. Blanco. R.

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