EL EMPUÑAMIENTO DEL ARMA CORTA
Vamos a empezar esta sección
práctica de arma corta con algo tan elemental como decisivo para la precisión
del disparo: El empuñamiento del arma.
Muchas de las cosas que vais
a leer os sonaran, pero debéis recordar siempre que el que te suenen no quiere
decir que sepas hacerlas. La única manera de aprender algo es practicando.
Todos estamos de acuerdo en
que del empuñamiento del arma va a depender en gran medida el resultado del
disparo.
También creo que estarnos de
acuerdo en que no hay una única manera de empuñar el arma y conseguir buenos
resultados, lo vual es fácil de comprobar cuando ves a diferentes expertos
tiradores conseguir increíbles agrupaciones con diferentes empuñamientos.
Así que lo primero es dejar
claro que el siguiente artículo no pretende crear un “dogma” de obligado
cumplimiento, sino, más bien, ser una serie de consejos generales que nos
ayuden a mejorar nuestros resultados en el campo de tiro.
Para ello voy a ir paso a
paso.
1º El empuñamiento comienza a
la hora de asir el arma en su funda. (Existen
fundas que pueden entorpecer un correcto agarre del arma, pero lo veremos más
adelante cuando hablemos de ellas). No desenfundéis de cualquier manera
para luego acomodar el arma en vuestra mano. Si hacéis eso estaréis realizando
un movimiento extra y consumiendo más tiempo, y si no lo hacéis trasladaréis
los errores de un mal empuñamiento al disparo, obteniendo una menor
precisión y consistencia en el tiro. Así
que a partir de ahora, nos acostumbraremos a empuñar el arma “bien” desde el
momento del desenfunde.
2º La pistola se agarra de
forma firme, pero sin hacer tanta fuerza que produzca tensión (y cansancio en poco tiempo) en la mano.
Debe agarrarse (y esto es lo más importante),
lo más Alta posible.
Para ello, si dispone de
“rabera” pegaremos la mano a ella todo lo que podamos.
Explico el porqué: Cuando más
alto tentamos la mano, más se encontrará en línea con el cañón (lo que favorecerá la precisión instintiva),
y con la acción de la corredera (lo que
facilitará el control del cabeceo durante el retroceso de la corredera y el
control del retroceso).
La pistola debe ser una
prolongación del antebrazo, centrada entre el pulgar y el índice. No debe haber
hueco entre la mano y la empuñadura.
3º Los Dedos:
No hagáis presión con el dedo
índice, ya que si lo hacéis, al introducirlo en el guardamonte para accionar el
disparador modificaréis la línea de tiro. Éste debe quedar libre para accionar
el disparador sin trasladar su movimiento a la pistola.
Ejemplos de mal empuñamiento al no estar
alineados el cañón y la línea del antebrazo.
Buen empuñamiento…. (Que no perfecto
jeje).
El dedo corazón (el de en medio), agarrará la empuñadura
manteniendo contacto con la parte inferior del guardamonte.
Respecto al dedo pulgar, aquí
hay dos escuelas o estilos:
1º Con el dedo pulgar doblado
(la clásica),
2º O extendido por encima de
la aleta de seguro (de haberla como en
las pistolas tipo colt 1911, CZ 75, etc), o siguiendo la parte más alta del
armazón, paralelo a la corredera.
¿Cuál es mejor? Esto lo dejo para los debates
entre expertos. Lo que yo he podido comprobar es que las dos son igual de
eficaces, por lo que recomiendo que se use aquella que nos sea más natural o
nos vaya mejor. Eso sí, en el caso de usar la segunda, procurar no realizar
demasiada fuerza con el pulgar de la mano débil o desviaréis el disparo a la
derecha.
Personalmente uso el segundo
método, no porque lo considere mejor, sino porque así utilizo el pulgar para
“señalar” el objetivo en tiro instintivo. Además, vengo un poco condicionado al
utilizar durante bastante tiempo una copia de la Colt 1911 dónde dejaba apoyado
el pulgar en la aleta del seguro al desactivarlo, quedando ya en dicha
posición, lo que me venía muy bien…igual de mal que me viene ahora a la hora de
usar la Beretta 92.
Respecto al dedo índice (el que aprieta el disparador), como
dije, debe estar lo más libre de contacto con la empuñadura que se pueda para
que al accionarlo, no se transfiera su movimiento a la empuñadura y erremos el
disparo.
A la hora de introducir el
dedo en disparador, casi todos habréis escuchado que lo ideal es apretar el
disparador con la yema del dedo, pues bien, esto no es igual para todo el
mundo, dado que no todo el mundo tiene el mismo tamaño de manos ni la misma
longitud de dedos,… ni siquiera la misma pistola (recordar que las hay con la empuñadura sensiblemente más ancha que
otras).
A modo de ejemplo, en mi
anterior pistola, que disponía de cargador mono hilera, me veía obligado a
introducir el dedo hasta la primera falange del dedo índice (y eso que le incorporé una funda de goma a
la empuñadura para hacerla más ancha), ya que de intentar apretar el
disparador con la yema, la posición hubiera sido tan forzada que hubiera
desviado el disparo sin dudarlo hacía la izquierda.
Sin embargo, ahora que manejo
una pistola con cargador de doble hilera no tengo dicho problema pudiendo
apretar el disparador cómodamente con la yema del dedo…. (Aunque por costumbre, ya siga haciéndolo con la falange
).
Con esto quiero decir que es
mucho más importante el control sobre el disparador que el “con qué” se ejerce
dicho control. Probar y adaptaros a vuestra herramienta de servicio.
Dedo introducido hasta la primera
falange.
Apretando con la punta del dedo
posiblemente desviará el disparo hacía la izquierda.
Apretar el disparador con la mitad de la
yema suele ser la mejor opción.
Este sería el empuñamiento a
una mano, el cual, aunque no sea la forma habitual de utilizar la pistola,
debemos practicar habitualmente, ya que son muchas las situaciones en las que
podemos vernos obligados a usar una sola mano para disparar (mano débil herida, alumbrando con linterna,
manejando objetos, apoyos, etc.)
Empuñamiento a
dos manos:
Esta será la manera habitual
de dispara ya que resulta mucho más precisa que a una mano.
Como muchos ya sabréis, (pero que tengo que repetir), la mano
débil debe “cubrir los huecos” dejados por la mano fuerte. Cuanta más
superficie de vuestra mano débil se encuentre en contacto con la pistola, más
control podréis ejercer sobre ella.
Respecto a la colocación del
dedo índice de la mano débil también existen varias escuelas o estilos y os
digo lo mismo que os dije antes “si te funciona…bien”.
Hay quien lo coloca en el
frontal del arco guardamonte, el cual, en muchos modelos viene recto y con
dibujo para proporcionar apoyo al dedo índice y evitar que resbale. Pero
también es cierto que no todas las pistolas tienen el mismo tamaño de arco
guardamontes o, que incluso algunas lo tienen redondeado ya que no han
considerado si quiere este tipo de empuñamiento.
En cualquier caso, estamos
hablando del arma de servicio, y no recuerdo ninguna que no lo tenga preparado
para esto. Además, siendo realistas, no vamos a cambiar a diario de arma. Así
que quien esté acostumbrado a ello y le dé buen resultado que siga con ello,
eso sí, estar atentos a no realizar demasiada presión en el guardamontes que
desviaría mucho el disparo.
La presión de las dos manos
debe ser la misma y constante durante todo el proceso.
En cuanto a la colocación del
pulgar de la mano débil, vuelvo otra vez a la misma canción. Hay quien prefiere
tenerlo recogido y quien prefiere colocarlo a lo largo del armazón para usarlo
como “guía”. En el segundo caso, si bien es cierto que se aumenta la superficie
en contacto con el arma, debéis tener cuidado de no realizar demasiada presión
con él para no desviar el tiro a la derecha.
(Personalmente tengo la costumbre de “sacar” hacía delante el pulgar de
la mano débil de forma que ésta queda girada unos 45º hacía abajo, en lugar de
paralela al suelo que es lo normal. No puedo daros una explicación físiológica
del porqué, pero sí que llegué a dicha posición a base de experimentar y que es
la que mejor resultado me ha dado).
Dedo pulgar colocado paralelo al
armazón.
(Podéis notar la inclinación de los
nudillos de la mano de apoyo).
(Ojo que hay modelos de pistolas dónde utilizando esta técnica el pulgar recaerá en
la retenida de la corredera por lo que debéis tener cuidado de no accionarla o
cuando vaciéis el cargador, la corredera no quedará atrás).
Dedo pulgar recogido.
Un artículo de José. A. Blanco. R.